En uno de mis sueños yo estaba dentro del mar y el cuerpo de alguien caía al agua junto a mí. No tenía vida, así que se quedaba allí quieto, suspendido entre la arena del fondo y las olas de la superficie. De repente, cinco mil cangrejos pequeños se acercaron nadando hacia él como un enjambre. Eran los cangrejos más extraños que nunca había visto: de color gris ceniza, pero con el mismo brillo plateado que el sol arranca al aluminio.
Gracias a la luz del día pude ver claramente cómo la flotilla de crustáceos rodeaba el cuerpo exangüe de aquel hombre y le arrancaba mordisquitos de carne con empeño, utilizando sus eficientes pinzas. Una bruma rosa como el humo fantasmal de las bengalas salía del cadáver, por todas partes: en los tobillos, en las muñecas, en el tronco. Pronto el cuerpo estuvo envuelto en aquella nube sangrienta, y al cabo de un rato apreciaba cómo faltaba más y más de aquel individuo: se iban borrando sus piernas, sus brazos, sus orejas; como si los cangrejitos fueran laboriosos obreros desmontando sin pausa un viejo edificio, arrancando las ventanas, desarmando las vigas.
Cuando ya sólo quedaban el torso y parte de los hombros, giró sobre sí mismo empujado por la corriente y clavó en mí sus ojos sin párpados, sin pupilas, totalmente blancos. Salían aún burbujitas de su boca entornada y muerta, cuyos labios ya empezaban a desguazar los industriosos crustáceos.
Allí me quedé yo, suspendido en el agua, observando cómo los insólitos animales correteaban por su cuerpo y el cadáver me miraba sin mirar, deshaciéndose en silencio.
Gracias a la luz del día pude ver claramente cómo la flotilla de crustáceos rodeaba el cuerpo exangüe de aquel hombre y le arrancaba mordisquitos de carne con empeño, utilizando sus eficientes pinzas. Una bruma rosa como el humo fantasmal de las bengalas salía del cadáver, por todas partes: en los tobillos, en las muñecas, en el tronco. Pronto el cuerpo estuvo envuelto en aquella nube sangrienta, y al cabo de un rato apreciaba cómo faltaba más y más de aquel individuo: se iban borrando sus piernas, sus brazos, sus orejas; como si los cangrejitos fueran laboriosos obreros desmontando sin pausa un viejo edificio, arrancando las ventanas, desarmando las vigas.
Cuando ya sólo quedaban el torso y parte de los hombros, giró sobre sí mismo empujado por la corriente y clavó en mí sus ojos sin párpados, sin pupilas, totalmente blancos. Salían aún burbujitas de su boca entornada y muerta, cuyos labios ya empezaban a desguazar los industriosos crustáceos.
Allí me quedé yo, suspendido en el agua, observando cómo los insólitos animales correteaban por su cuerpo y el cadáver me miraba sin mirar, deshaciéndose en silencio.
En pocas palabras. Divino.
ResponderEliminarUn abrazo
Este sueño me recordó —quizá por la ternura de los cangrejos— un videojuego que anda por ahí desde hace un par de años: 'Plants vs. Zombies', y cómo los retoños con los que juegas ahí vencen a los muertos vivientes que han invadido el vecindario. Saludos.
ResponderEliminarY ahora sé que, cuando acaben con él, ¿vendrán por mí?
ResponderEliminarEnigmático relato, muy interesante.
Nos leemos.
Saludos
J.
R: é mesmo :s
ResponderEliminartenebroso e intenso - fiquei maravilhada como descreves a cena, tão viva, como se fossemos o teu corpo submerso.
ResponderEliminar(desculpa a resposta em português, apesar de compreender tudo em espanhol, tenho dificuldade em escrever)
Muito obrigado, eu me alegro que gostas do texto.
EliminarNão preocupes com o português, eu quero aprender, o teu comentário me ajuda.
Quizás el cadáver eras tú mismo, pero solo una parte de ti que ya ha pasado, que ya no eres, y por eso los cangrejos no podían hacerte daño, y por eso podías verlo todo desde fuera, sin sufrirlo. Quizás el sueño eras tú, cambiando.
ResponderEliminarO quizás tú eras los cangrejos, y querías deshacerte de esa sombra sin vida, ese bulto acabado.
O quizás eres el espíritu gore de Bob Esponja.
Olé ese portugués que te gastas!
Buenas teorías - sobre todo la última -. A menudo escribo estas alegorías y luego, cuando pasa mucho tiempo, no recuerdo el significado original... así que todo vale.
EliminarY vamos avanzando con el portugués. :D
Muy visual, me gustó.
ResponderEliminarPor cierto, yo solo tengo pesadillas, desde hace años.
Un abrazo.
HD
Yo siempre sueño que el mar se sale y lo ha arrasa todo ...completamente todo...pero nunca me ahogo....ni tampoco siento miedo....
ResponderEliminarMuy muy intrigante. Me ha gustado mucho.
ResponderEliminarY gracias por dejarte caer por mis letras.
muy bonito!
ResponderEliminar¿Sueño o pesadilla? ¿Realmente lo has soñado? Bueno, poco importa, es genial.
ResponderEliminarLo soñé despierto.
EliminarEsos sueños son los peores. Si no te gusta no puedes despertar porque, de hecho, ya lo estás.
EliminarHola Javier,
ResponderEliminarsigo las huellas que amablemente me dejaste... me quedo leyendo y tambien te sigo.
un beso
Liz
Me encantó el cuento y a partir de ahora sigo tu blog. Excelente delirios. Un saludo.
ResponderEliminarBienvenido.
Eliminarme gusta este cuento, bien visual, javier, ya he corregido lo de diego, tanto delirio pudo conmigo :)!
ResponderEliminarCierto, lo vi. :) ¡Y me alegro que éste te guste!
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