No me extrañó que muriera. Se quedó ciego. Él siempre decía: "lo único que me mantiene con vida es la pintura". Era cierto, vivía conectado a ella como si fuese una máquina de respiración artificial. Un día le pregunté por qué no se suicidaba y me dijo: "tengo demasiados cuadros pensados y aún por pintar".
Luego se quedó ciego por una enfermedad. Durante un tiempo trató de pintar a tientas, pero era imposible. Y no se puede dictar un cuadro. Duró así un par de años, pero no más. Murió. No se suicidó ni nada de eso. Sólo fue a dormir y no despertó. Es lo último que supe de él.
Luego se quedó ciego por una enfermedad. Durante un tiempo trató de pintar a tientas, pero era imposible. Y no se puede dictar un cuadro. Duró así un par de años, pero no más. Murió. No se suicidó ni nada de eso. Sólo fue a dormir y no despertó. Es lo último que supe de él.
Y lo peor de todo es que lo conozco... No se quedó ciego, pero andaba preocupado por su pierna y al final le falló el corazón...
ResponderEliminarEso sí que es desconcertante...
ResponderEliminarDebe dar bastante impresión ver a alguien consumirse de esa manera... Besos!!!
ResponderEliminarCuando no hay motivos para vivir... es lo que pasa.
ResponderEliminarUff Javi, siempre ha de haber motivos para vivir. Qué angustia.
ResponderEliminarEn su caso, la pintura...
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