La vida es un cuento, es un cuento que sale mal. No todas las historias terminan bien, y en este caso es así. Porque la vida es así: para que unas personas sean felices, otras tienen que sufrir. No hay más, no puede entenderse de otro modo; es la terrible maldición del dos. ¿Qué dos? El de las caras. El día y la noche, el amor y el odio. Simplemente, para que unos nazcan otros mueren. Éste es el cuento de la vida.
La vida es un cuento que se debería contar. No todo va a salir como debiera. En la mayoría de los libros es diferente, al final todo se arregla. Todos acaban con quien tienen que acabar y cada cual recibe su merecido. Pero ése es el cuento que cuentan, no el cuento que hay que contar. Si pierdes a tu gran amor lo habrás perdido. Y no, no hay épicos reencuentros accidentales. No te cruzarás con esa persona otra vez en algún lugar, por casualidad. No la volverás a ver; y por si tenías dudas, no encontrarás a nadie que la pueda sustituir. Uno de los capítulos de este cuento.
En esta historia la justicia no es protagonista como en otros libros. No hay ningún héroe que vaya a salvarnos, nadie te escuchará gritar en ningún lugar. Quizá te oigan los árboles, los pájaros. Pero este cuento es diferente; aquí ellos no tienen nada que decir, porque tienen su propia existencia y la tuya les es ajena. Nadie te sentirá, nadie sabrá lo que sufres y nadie va a aparecer en el último momento. Nadie va a sacarte de esto y los responsables de todo no van a tomar una buena cucharada de su propia medicina. La gente buena no dormirá en el castillo sino todo lo contrario, entiéndelo, este cuento acaba mal.
Son muchos capítulos e imposible redactarlos todos. Es un cuento que no podría ser escrito, pero realmente pienso que es un cuento que debería contarse desde el principio.
La vida es un cuento que se debería contar. No todo va a salir como debiera. En la mayoría de los libros es diferente, al final todo se arregla. Todos acaban con quien tienen que acabar y cada cual recibe su merecido. Pero ése es el cuento que cuentan, no el cuento que hay que contar. Si pierdes a tu gran amor lo habrás perdido. Y no, no hay épicos reencuentros accidentales. No te cruzarás con esa persona otra vez en algún lugar, por casualidad. No la volverás a ver; y por si tenías dudas, no encontrarás a nadie que la pueda sustituir. Uno de los capítulos de este cuento.
En esta historia la justicia no es protagonista como en otros libros. No hay ningún héroe que vaya a salvarnos, nadie te escuchará gritar en ningún lugar. Quizá te oigan los árboles, los pájaros. Pero este cuento es diferente; aquí ellos no tienen nada que decir, porque tienen su propia existencia y la tuya les es ajena. Nadie te sentirá, nadie sabrá lo que sufres y nadie va a aparecer en el último momento. Nadie va a sacarte de esto y los responsables de todo no van a tomar una buena cucharada de su propia medicina. La gente buena no dormirá en el castillo sino todo lo contrario, entiéndelo, este cuento acaba mal.
Son muchos capítulos e imposible redactarlos todos. Es un cuento que no podría ser escrito, pero realmente pienso que es un cuento que debería contarse desde el principio.
A veces, los cuentos más entretenidos son aquellos que acaban mal.
ResponderEliminarAl fin y al cabo, la mayoría de los protagonistas de las historias nunca están demasiado contentos con su suerte.
Espero seguir leyendo capítulos de tu historia, acabe bien o mal (esperemos que bien ^^)
Saludos.
La verdad es que las historias que acaban mal tienen algo que las hace más interesantes.
ResponderEliminarGracias por leerme. :)
Un saludo.
¿Cuál es el principio?
ResponderEliminarAh, a mí me gustan las historias que tienen un final trágico y emocionante...
La verdad es que no he pensado mucho en el principio. Quizá no le doy la importancia que debería.
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