Respiró. La asfixia no le dejaba reaccionar, pero su vista se empezaba a aclarar. Algo seguía tirando y tirando. Ardía cada vez más, cada vez menos. Poco a poco podía pensar. Realmente algo salía de su interior. Eran las dudas que le abandonaban, qué doloroso, y volaban muy muy lejos.
A veces es peor disipar las dudas que albergarlas. Qué horrorosa puede llegar a ser la realidad...
ResponderEliminarLo es, sin duda.
ResponderEliminarPor ahí dicen que no se deben hacer preguntas de las que no se está seguro de querer conocer la respuesta... Pero normalmente aclarar las dudas siempre es mejor. Besos!!
ResponderEliminarTambién tiene que dar mucha tranquilidad ser un ignorante de la vida.
ResponderEliminarOh...
ResponderEliminar... sublime...
Gracias. :)
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