8.3.11

Calle

A veces no lo soportaba más y salía a fumar un cigarro. Era un patio de vecinos elevado pero los edificios circundantes eran mucho más altos y quedaban por encima. Veía bloques y bloques hasta que se difuminaban en la niebla naranja de las farolas.

Eran horas intempestivas - en invierno y en verano - dormir de continuo nunca fue lo suyo. Fumaba tranquilamente e intentando no hacer ruido con sus pasos para no molestar en ninguno de los dormitorios que daban allí.

Aquella ciudad polvorienta. Siempre moría como una planta cuando todos habían terminado sus ocupaciones. El recorrido del trabajo a casa era el último eructo de vida en su calles, el último eco de coches y voces humanas y luego quedaba sólo el silencio. Algún carraspeo, alguien que se revolvía en sueños y nada más en la vecindad.

Luego las tres o las cuatro de la madrugada, él fumando. Y entonces siempre le traía el viento un ruido no muy lejano de motos y automóviles, voces y a veces incluso risas. Y siempre se preguntaba quién estaba en la calle a esas horas un martes en la ciudad muerta.

Pero ciertas noches se fijaba en un piso particular, muy por encima de su cabeza, que tenía la luz encendida y las persianas subidas; y en verano el viento agitaba los visillos sobre una ventana abierta. Se preguntaba quién velaba como él y por qué motivo; si serían razones grandes y profundas o estúpidas trivialidades las que le llevarían a la vigilia.

Terminaba su cigarrillo y volvía a casa. Echaba un último vistazo a aquella ventana encendida antes de entrar al bloque y entonces se sentía más solo que nunca.

4 comentarios:

  1. ...justo cuando aparecía la posibilidad de sentirse acompañado. La peor soledad no es la de estar solo, es la de estar incomunicado.

    ResponderEliminar
  2. La peor soledad es en compañía, se suele decir.

    ResponderEliminar
  3. Pero a veces la soledad también es reconfortante y necesaria (siempre que sea voluntaria, claro)... O llámame rara, pero yo a veces la necesito XD Besos!!

    ResponderEliminar
  4. A mí me encanta la soledad. Lo chungo debe ser cuando no tienes posibilidad de elegir.

    Besotes.

    ResponderEliminar

Háblame.