25.9.11

El gatillo

Estoy pensando que apretar el gatillo no fue una buena idea. Yo sólo quería saber qué sentía uno estando muerto... ¡y ahora puedo decir que la experiencia no me gusta en absoluto!

24.9.11

Entre las manos

Estaba a punto de desesperar. Ya llegaba el ocaso. Al fondo, el cielo estaba naranja; reflejándose en el agua tranquila, todo se incendiaba de rojos y granates y la noche cercana y fresca parecía asfixiarlo todo. Esto aumentaba su ansiedad.

Lo había rozado varias veces. Lo había tocado con la punta de los dedos. Incluso había llegado a tenerlo entre las manos; pero se había escurrido como si también fuese de agua.

El río estaba tranquilo, cenagoso. Algunos habían estado gran parte de la tarde mirando, pero lo habían dejado solo. Hoy le tocaba a él.

A veces se servía del arpón. A otro rato lo perseguía a través de la ribera. En ocasiones llegaba a tropezar o a pisar donde no tocaba fondo; se hundía. Hubo un par de momentos en que no veía la superficie y sentía miedo; entonces le parecía enredarse en un millar de algas vivas que le atrapaban con fuerza y malas intenciones, y sentía que un enjambre de peces furiosos se le abalanzaba y le arrancaba los ojos y la carne. Pero luego pisaba seguro en alguna roca resbaladiza y lograba subir, tropezándose, al aire libre; todo volvía a estar en calma.

El cielo ya estaba lila y violeta cuando volvió a ver el banco claramente. Sería la última vez que pudiera hacerlo porque después estaría demasiado oscuro; entonces se encontraría en las tinieblas y ya no podría saber dónde se hallaba su objetivo salvo por las ráfagas que le rozaban los pies de vez en cuando. Pero, ¿hacia dónde lanzar el arpón? ¿Dónde hundir las manos como centellas?

Fue en su última oportunidad que se abalanzó contra ellos disparando el arpón. Sin saber de dónde le venía la determinación tomaba el arma antes de que se clavase en el fango y la arrancaba, y con el mismo impulso la volvía a ensartar. Repitió la operación varias veces persiguiendo al más grande.

Finalmente, con los ojos certeros, saltó y cayó cuan largo era sobre el agua, justo encima del banco. Los peces se dispersaron a un lado y a otro cuando lo vieron venir; pero, al levantarse, vio que frente a sí el arpón se mantenía vertical sobre el suelo. Casi quieto, presa sólo de un leve temblor.

Lo arrancó blandamente del agua y alzó hacia el cielo el pez que se contoneaba violentamente atravesado por la afilada punta de espina. No era el más grande.

Ni siquiera era grande, pero no importaba.

Cuando regresó al poblado todos dieron palmas y cantaron con entusiasmo. La tribu cenaría aquella noche.

22.9.11

La misión

Cuando los soldados entraron, el personal de la estación de mando dejó sus ajetreadas actividades y dirigió la mirada hacia la puerta. Los hombres pasaron haciendo crujir sus pesados equipos; empezaron a repartirse por la habitación y descargaron, cansadamente, las macizas mochilas encima de butacas y suelos.

Acto seguido se armó un moderado alboroto hasta que uno de los miembros del personal administrativo, el más joven, logró hacerse oír para preguntar:

- ¿Y bien? ¿Cómo ha ido la misión?

- ¿Habéis logrado los objetivos? - se unió otra persona.

Los soldados empezaron a mirarse unos a otros.

- Sí... - dijo al fin el sargento.

- Los objetivos, sí... - continuó uno de sus hombres. - Están cumplidos...

- Pero... - intervino un tercero.

- La misión...

- No ha salido bien - admitió el sargento -. Nada ha salido bien.

Se hizo en la sala un profundo silencio, hasta que el joven que había preguntado, mordiendo inquieto un bolígrafo, se atrevió a insistir.

- ¿Cómo puede ser eso? - inquirió - ¿No decís que los objetivos están cumplidos?

- Sí...

- ¿Entonces?

Los soldados parecían disponerse a contestar, pero el muchacho no les dio tiempo y descolgó un teléfono.

- Hay que llamar al alto mando y solicitar instrucciones.

Ya iba a marcar el número cuando un oficial de avanzada edad que no había participado en la operación le quitó el auricular de la oreja y lo puso de nuevo en su sitio.

- Déjalo, chico - ordenó -. Ya no necesitamos instrucciones.

- Pero... - intentó protestar el joven.

- ¿No los has oído? - se oyó otra voz al fondo - La misión no ha salido bien.

- Pero los objetivos están cumplidos...

- Están cumplidos, sí. - dijo el oficial - Pero no ha salido bien.

- Si me disculpan, no nos corresponde a nosotros decidir...

- Ya no necesitamos que nadie decida nada.

El muchacho miró en torno suyo buscando un apoyo, pero no lo encontró. Los soldados comenzaban a quitarse las botas después de dejar apoyados contra las paredes sus pesados rifles negros. El resto de la gente tenía la vista perdida, como escondiéndose del resto mientras hallaba algo en lo que ocuparse. El sargento tenía los ojos vidriosos.

Alguien habló de nuevo, aunque el joven no sabía si se trataba del mismo oficial.

- Déjalo, chico. - oyó decir - Se ha terminado.

- Se ha terminado.

20.9.11

Los perros

¿A qué distancia puede olerte un perro? Llevo tiempo haciéndome esta pregunta. Es por los perros de mi vecindario. Sus aullidos. He notado que empiezan cuando yo salgo a fumar al patio.

Me gusta salir por la noche. Preferiría dormir, pero no puedo, así que voy fuera, tomo el aire y me fumo un pitillo. Entonces empiezan a ladrar. Primero el de la casa de al lado, al otro extremo de la tapia; unos aullidos largos, deprimentes, quejicosos. Luego le siguen el paso los demás. Los de la otra calle, los cercados circundantes, las viviendas más alejadas... parece que todo el pueblo está aullando.

¿Pueden olerme? El perro más cercano no está a menos de treinta metros de mí, entre paredes y tejados. Pero siempre empieza a aullar en cuanto yo salgo. Hace poco comencé a preguntarme si sería yo el motivo de sus ladridos. Tal vez mi olor le despierta. Quizá le perturbe. Pero sus aullidos son como de pena, o miedo, o alerta - aún no lo tengo claro -. ¿Significa esto que mi olor no es bueno?

A lo mejor el perro sabe lo que soy. A lo mejor puede oler mi verdadera naturaleza. Incluso tan lejos. ¿Sabe que me estoy pudriendo, sabe que estoy podrido en mi interior? ¿Puede llegarle el olor de toda la suciedad que tengo dentro? ¿Por casualidad aúlla previniéndose a sí mismo de mi necia presencia, o a sus compañeros? ¿O puede que sus ladridos sean en realidad quejidos de compasión, lástima, piedad por mí? Por mi sufrimiento.

Porque el perro canta a la muerte. Ventea mi muerte.

¿Puede ser acertada alguna, cualquiera de estas interpretaciones? Quizá, pero no puedo planteármelo seriamente sin saber a qué distancia podría olerte un perro.

17.9.11

Los reyes del terror


Me hubiera gustado publicarlos mucho antes, pero he estado bastante liado; en todo caso ya tenemos los resultados de la encuesta sobre los reyes del terror. Para mi sorpresa los ganadores han sido, con notable diferencia, los "asesinos y perturbados", reuniendo veinticinco votos. Un 56% del total, muy por delante de "fantasmas y espectros", en segundo lugar con un triste 22%.

Personalmente esperaba que ganaran los fantasmas; de hecho, estaba convencido de que ganarían. En primer lugar, supongo que cada persona ha votado con consideraciones diferentes.

Se podía entender la encuesta como los "reyes del terror" en cuanto a los miedos irracionales de cada uno de nosotros o, por el contrario, como el personaje o estereotipo que más éxito ha acaparado a lo largo de los años en literatura, cine, etcétera. La verdad, para ser sincero, no recuerdo en cuál de las dos perspectivas estaba pensando cuando abrí la consulta.

Pienso que, si tomamos "rey del terror" como líder del horror en cine o literatura, objetivamente podríamos resolver que se trataría de los fantasmas - no se me ocurren muchos personajes más que hayan llenado tantas películas o cuentos -. Por eso creo que la gente ha votado, sobre todo, pensando más bien en qué le da miedo a ella.

Aun así, esperaba que ganaran los fantasmas. Pienso que en toda persona hay un pequeño espacio reservado para ellos. Los miedos irracionales no son una cuestión cultural, van escritos en nuestra genética; la naturaleza los pone en nuestro cerebro como mecanismo de supervivencia. Y teniendo en cuenta la tendencia humana a proyectar la idea de una vida después de la muerte, los fantasmas parecen más respetables que otros seres mitológicos. En todo caso no han ganado.

Una explicación bastante probable para la indiscutible victoria de "asesinos y perturbados" es la de que se trate del único elemento real de la encuesta. Nunca se supo de nadie a quien matara un espectro, pero dementes sádicos y peligrosos sobran en este mundo. Supongo que la gente les ha votado pensando en que realmente podrían caer algún día en manos de alguno de ellos, cosa que no va a ocurrirles nunca con un monstruo o un demonio.

También me ha sorprendido el discreto resultado logrado por los zombis, con sólo ocho votos. Esperaba que arrasasen basándome en la enorme cantidad de material que se ha producido sobre ellos en los últimos años: decenas de películas, tebeos, videojuegos - todo empezó con Resident Evil - e incluso series de televisión. Aun así no los ha elegido mucha gente; supongo que los zombis gustan pero no asustan - aunque a mí los de 28 días después me dan pavor -.

En este sentido también han sido una sorpresa los vampiros con sus dos ridículos votos. Si tenemos que hablar de una criatura que lleva años monopolizando el cine fantástico son ellos. Ya hay vampiros hasta en los vampiros; nunca pasan de moda - algún día publicaremos una entrada preguntándonos por qué -. No obstante no esperaba tanto de ellos porque reconozco que no asustan demasiado; en realidad, la gente suele tenerles más simpatía que miedo.

En cuanto a los entes y monstruos, me ha dado algo de pena; se trata quizá - junto con los fantasmas - del más clásico exponente de la literatura y el cine de terror. Casas embrujadas y engendros devoradores de hombres o ladrones de niños llevan acompañándonos desde el principio de los tiempos. Me apenó que los hayamos relegado a un segundo plano; yo hubiese querido votar por ellos, pero los fantasmas merecían un apartado propio.

Para terminar lanzaré una última pregunta: ¿es que a nadie le dan miedo los alienígenas? Son esos seres tecnológicamente avanzados que han cruzado la mitad del Universo sólo para destruirnos o someternos a abominables experimentos en sus naves espaciales, ¿recordáis?

6.9.11

Cuanto puedas

(...)

Y tráeme, Memoria, de nuevo esta noche cuanto puedas

de aquel amor mío, cuanto puedas.

Gris,
Constantino Cavafis.

2.9.11

Jeepers Creepers


Este mes voy a hablar de "Jeepers Creepers", una película que para mí ya se ha convertido en un pequeño clásico. En parte porque ya tiene su tiempo: se estrenó en 2001 - han pasado diez años que nos demos cuenta -.

La primera virtud de Jeepers Creepers consistió en dar una vuelta de tuerca a los tópicos de terror y recuperar un viejo mito, el de los monstruos, para plantearlo de un modo bastante original ya que la película incorpora elementos del género de psicópatas y asesinos.

Algo en lo que todo el mundo coincide es que Jeepers Creepers tiene dos mitades de las que la mejor es la primera. Consigue mantener la tensión de forma constante pero sin resultar cansina, haciendo que presientas constantemente que algo va a ocurrir y mostrando escenas verdaderamente angustiosas. En un principio, además, los personajes son bastante creíbles y actúan de forma razonable - lo que hace la situación más terrorífica; una película da más miedo tanto más te creas lo que estás viendo -.

Si el filme completo mantuviese la tensión y la atmósfera de los primeros cincuenta minutos estaríamos hablando de algo histórico. Por desgracia no fue así ya que el guión decae bastante hacia la segunda mitad; no obstante, el director, Victor Salva, logró salvar la situación y aunque no toda la película es tan brillante el conjunto es más que recomendable. Tiene, además, un final que a mí al menos me impactó mucho.

Por su parte los actores son competentes aunque no especialmente buenos. Como siempre, gana en versión original. A medida que avanza la película, por otro lado, los personajes se hacen menos creíbles y bastante idiotas - un fallo - y acabas creyendo que merecen lo que les pasa. Decisiones absurdas, las eternas esperas en el momento en el que cualquiera en su sano juicio saldría corriendo con todas sus fuerzas; en fin, los típicos vicios del cine de terror que en esta película se evitan bastante en la primera mitad pero sí se ven en la segunda. La parte buena es que ganas simpatía hacia el villano, The Creeper.

Si os gusta lo angustioso y lo grotesco no dejéis de ver Jeepers Creepers. Disfrutaréis la ambientación y el escenario de carretera en la América profunda. Además es divertida, engancha y entretiene una barbaridad. El hecho de que los actores sean desconocidos ayuda también al miedo.

De Jeepers Creepers existe también una secuela, Jeepers Creepers 2, que no da miedo ninguno pero es bastante divertida. Está realizada a modo de parodia; creo que sabían que iban a forrarse y el director - el mismo que en la original - aprovechó para pasar un buen rato haciendo el tonto. La secuela puede ser interesante, también, por sus claros homenajes a Predator y Jurassic Park - una secuencia casi calcada de esta última - que agradeceréis si os gustan estas películas. No es que sea imprescindible pero sí está bien para una tarde aburrida.

Como curiosidad diré que el título de Jeepers Creepers está basado en un tema de jazz de los años 30 que tiene su importancia dentro del argumento - algo que ayuda a crear mito -. Curiosamente esta canción fue escrita para una película, Going Places, aunque se hizo verdaderamente famosa cuando la versionó Louis Armstrong.

También es curioso ver en Jeepers Creepers a Patricia Belcher, la jefa de Booth en Bones. En la secuela sale Jennifer Carpenter, la hermana de Dexter.

Terminaré diciendo que para 2013 está previsto el estreno de una tercera parte que tendrá el mismo director.