24.4.12

Maltrato

En el patio hay una mesa redonda y una silla de mimbre junto a una jardinera atestada de agaves y áloes. Otras tantas crasas crecen en un tiesto alto, grueso y amarillo a no menos de cincuenta centímetros del suelo. Las plantas se reproducen prolíficamente hasta casi salirse de su tierra, son secas y se tienden telarañas de un lado a otro de sus hojas.

Solía salir a fumar sentándome en una de las sillas junto a la típica mesa de terraza (con una sola pata sosteniendo un tablero de cristal). Me gusta mirar hacia los agaves y observar el ir y venir de los ajetreados bichitos, que parecen tan ocupados. Riego poco las plantas pero las hojas se ven carnosas y suculentas; sólo una conserva la cicatriz que dejé al cortarla para curarme una herida con su balsámico jugo.

En aquella ocasión daba cansados pasos de un lado a otro del patio, arrastrando el polvo y mirándome los pies. Hacía mucho calor; el sol golpeaba con fuerza el suelo, que relucía brillante. Me molestaban los moscardones que iban y venían. Ya pretendía marcharme de nuevo a mis quehaceres cuando, sin pensarlo un segundo, me volví varios metros hasta donde se encontraban los agaves.

Sin reflexionar lo que iba a hacer clavé el cigarrillo encendido en una de sus hojas hasta que se apagó. Pude ver cómo se abría un agujero y crepitaba la envoltura carnosa y verde; la gelatina del interior burbujeó y se evaporó exhalando un olor ácido. Después quedó una herida abierta de contornos negros, pero el agave permaneció inmóvil.

No sé qué me motivó a cometer aquel acto de genuino maltrato para el que no tenía predisposición previa, pero una inquietud morbosa me tonificó el cuerpo. No pude evitar una sonrisa plácida cuando retomé mis ocupaciones, envuelto en una inexplicable y misteriosa calma.

10 comentarios:

  1. Que inquietante y aterrador, y que humano. Esta claro que todos podemos ser sicopatas en un momento dado. Yo recuerdo una vez torturando a un opilion, no se por que lo hice, pero me salio asi y me lo pase pipa. Creo que hay pocos animales a los que les pase esto, igual si que somos virus, como dice el agente smith en matrix.

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    1. Bueno, al menos a los gatos sé que les pasa lo mismo.

      Lo de que somos un tumor planetario yo lo tengo claro.

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  2. Siempre he dicho que el ser humano es destructivo por naturaleza... Sólo hay que ver a los bebés con cada cosa que pillan entre sus dedos... Besos!!

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    1. Esos impulsos son muy raros y los tiene todo el mundo, aunque nunca llega la sangre al río como en el cuento.

      Besos.

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  3. este cuento me gusta mucho, solo hay una parte que siento da un salto, quizás yo no lo entiendo al salto, me pierdo entre el párrafo que termina diciendo su balsámico jugo, y la narración que sigue, por demás me gusta mucho, y en corto tiempo de narración están condensados, tiempos, descripciones, la verdad me gusta mucho, hay un lugar donde me pierdo nada más...

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    1. No había notado ese salto hasta que lo mencionaste. Ahora supongo que pretendía crear una introducción previa y luego la narración de un evento particular, no una visión general. En este momento no recuerdo bien cómo planteé la estructura, y ahora leyendo tu comentario se me ocurre que quizá sería interesante hacer una breve anotación sobre lo que nos lleva a un relato, cuando lo escribimos.

      Gracias por tu buena valoración.

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  4. javier, capaz la conoces, http://escritores.org/,
    por los concursos, Arriba, con lo que escribís, saludos!

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    1. ¡Gracias! La verdad es que nunca he llegado a intentarlo.

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    2. ¡Gracias! Es genial que confíes en mis textos.

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Háblame.