21.10.13

La certeza

Salieron de allí en fila, sin hacer ruido ni mirarse unos a otros. Empezaron a alejarse del lugar. Caminaban ligeros bajo el cielo gris; no querían correr, pero apretaban el paso como si andar fuera una tarea incómoda. Sólo se escuchaba el viento. Pareciera que fueran a salir a la carrera en cualquier momento y sólo les contuviera el miedo a notar su propia presencia. Eran jóvenes, pero tenían expresiones fatigadas y sombrías. Querían terminar cuanto antes, eficientes, sin comentarios, aunque se diría que todos deseaban matizar algo, romper la densidad de aquel oxígeno, pero una presión inexplicable les retenía la voz en las gargantas. Al fin, sin embargo, una chica se decidió a hablar.

- Dios no nos perdonará por esto - dijo. - No, jamás nos perdonará.

Nadie respondió, aunque el aire parecía fluir más deprisa después de aquellas palabras, como si hubieran desatado un nudo invisible. Apretaron más el paso, pisando ligero para no hacer ruido, y continuaron en silencio. Pero ella lo siguió repitiendo una y otra vez.

- Dios nunca nos perdonará - insistía. - Nunca.

Los demás no respondieron, aunque todos deseaban que se callara.

5 comentarios:

  1. Inquietante... demasiados cabos sueltos para cualquier mente un poco imaginativa.

    Muy bonito ;)

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  2. Los dioses, todos, no acostumbran a perdonar a quienes se alejan.
    Son así, cosas de la divinidad, supongo.
    Abrazos, siempre

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  3. el texto es bastante bueno como para pensar en lo que sigue... pueden ser muchas opciones, estaré atenta.

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  4. Me has dejado en un mar de ideas, revueltas e inquietantes, eso es lo fascinante de un relato como éste, que te sobrepase, que te induzca a mirar a tu espalda, que sientas el peso de la munición que nos has dejado.. ¡me encanta!, un saludo.

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  5. Venga ya! sigue!! No puedes dejarnos asi...
    Más que certeza "la incertidumbre!" jajajaa

    un abrazo!!^^

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Háblame.