3.11.11

¿Los hombres dominan la Tierra?


Desde el principio de los tiempos los seres humanos hemos dado por hecho que somos la cúspide de la pirámide evolutiva, el producto último de la creación. Ya en el Génesis se dice que Dios creó al hombre para que gobierne "sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo, sobre los ganados, sobre toda la tierra". Aunque esta suerte de mandato divino se perdió con la Revolución francesa, la Ilustración trajo la idea de que el hombre era el centro de todo, principio y fin de todas las cosas.

Si bien es cierto que estamos en lo más alto de la cadena alimenticia, ¿qué baremo seguimos para dar por hecho de forma tan sumamente interiorizada que somos la parte central del mosaico evolutivo? Hay varios elementos que podríamos tener en cuenta para sentar esta afirmación: somos la única especie que ha desarrollado lenguaje hablado pero, ¿es suficiente?

Si tomamos como referencia el número de seres humanos sobre la Tierra y su peso en los ecosistemas, tal vez nos estemos equivocando. Miremos a nuestros pies: a las hormigas. Hace diez años se descubrió un hormiguero en el sur de Europa que abarca desde el norte de Italia hasta las costas atlánticas de España y Portugal, pasando por Francia. Una supercolonia con más de treinta y tres hormigueros gigantes que engloba un total de mil millones de individuos - aproximadamente -.

Los científicos no se ponen de acuerdo sobre el número de hormigas en el mundo; las cifras estimadas oscilan entre los mil billones y los diez mil billones. Los biólogos creen que estos insectos representan entre el 15 y el 25 % de la biomasa terrestre. En cualquier caso son infinitamente más numerosas que los seres humanos, y Tokio o Nueva York parecerían villorrios ante la población de cualquier supercolonia.

Una característica humana a tener en cuenta sobre la supremacía - o no - del hombre sobre los seres vivos es su capacidad para modificar el entorno. Lo que sí parece indiscutible es que la humana es la especie que más ha influido en los ecosistemas, en tanto en cuanto los destruye o reconfigura, suprime bosques, lleva agua a regiones áridas, es capaz de vivir en los lugares más fríos o más calurosos y provoca o evita la extinción de otras formas de vida.

No obstante, las hormigas son posiblemente la especie que más cerca está de medirse con el hombre en gestión de recursos, adaptabilidad y modificación del entorno. Las hormigas también son capaces de hacer desaparecer selvas enteras - la marabunta - o crear edificaciones - los hormigueros son auténticas obras de arquitectura -. Recordemos que pueden generar sus propios alimentos - mediante la miel o el cultivo de hongos, entre otros - además de dar a sus colonias un diseño inteligente - protegiéndolas, por ejemplo, de la lluvia - y adaptar el terreno a sus necesidades - mediante la creación de "carreteras" o "puentes" muy rudimentarios -. Pero, sobre todo, su organización social las conduce al éxito.


Las hormigas melíferas


Las hormigas no tienen problemas sociales. Cada una acepta su posición, el concepto "individuo" no existe para ellas. No se plantean su ser ni su lugar en este mundo; las obreras no hacen huelga, nadie se opone a la reina. El bien común es para ellas lo natural; mientras el ser humano tiende al egoísmo las hormigas sólo conciben las necesidades de la colonia y nunca reparan en las propias. Cuando se produce un exceso de población con la consiguiente hambruna, por ejemplo, se declara una guerra; el enfrentamiento entre hormigueros provoca la muerte de muchos individuos - haciendo que los supervivientes tengan más alimento a repartir - y los cadáveres sirven como comida o argamasa. Una idea que a los seres humanos resultaría simplemente grotesca, pero que está naturalizada por las hormigas y que les permite prosperar, extenderse y vivir en relativa paz. El progreso no existe para ellas porque sólo les importan sus funciones biológicas: alimentarse, reproducirse y ampliar el hormiguero indefinidamente.

Esta organización social les permite alcanzar el éxito de forma eficiente. Ellas son productivas en cosas que normalmente consideramos monopolio humano. Pueden dedicarse a formas básicas de agricultura - cultivadoras de hongos -, producción de alimentos - hormigas melíferas - o ganadería - pastoreo deliberado de orugas y pulgones -. Todo esto no lo han obtenido, como los hombres, en un afán de superación y persecución del progreso, sino por una natural tendencia a la productividad, la eficiencia y los resultados prácticos dentro de la cual cada individuo acepta su posición y su destino. Los beneficios de esta forma de producción de alimento o protección de la colonia no se ven en ningún caso perjudicados por intereses personales, familiares o "nacionales" - nunca hay rebeliones en un hormiguero, ni golpes de Estado, ni protestas ni huelgas ni corrupción de ningún tipo -. ¿Por qué su sistema es peor o menos avanzado que el nuestro? ¿Porque no van en coche? ¿Porque no ven la tele?

En definitiva, creo que es muy relativo el dominio del hombre sobre las demás criaturas. Esto sólo puede afirmarse desde un punto de vista cerradamente humano. Desde luego nuestra especie es hegemónica si consideramos que la supremacía se define por la capacidad de modificar entornos o desarrollar nuevas tecnologías; en estos aspectos las hormigas no han avanzado nada en millones de años. Pero si definimos el éxito en base a la prosperidad biológica y reproductiva o el tamaño y amplitud de la población, las hormigas serían sin lugar a duda las dueñas del mundo.

Lo que yo me pregunto es, si una cultura alienígena radicalmente distinta a nosotros visitara la Tierra, ¿daría por hecho que nosotros somos los que manejamos el cotarro? ¿En qué especie se fijarían antes, en los seres humanos o en las hormigas? Solemos suponer que lo primero que harían los alienígenas sería abducir personas, nunca nos los imaginamos recogiendo insectos. Pero si buscasen a la especie más prolífica, productiva y eficiente es probable que fijasen sus ojos en los hormigueros antes que en ciudades como Manhattan.

Las fotografías son de Wikimedia Commons y de Flagstaffotos.

10 comentarios:

  1. Que palabra más fea: "dominar", creo que la Tierra solo la domina la Tierra, y en la dicotomía entre humanos y hormigas... bueno... haré referencia a un viejo proverbio chino que habla sobre enormes árboles y las briznas de hierba. Los árboles son enormes y sus raices modifican el entorno, dan sombra y son la casa de innumerables animales. Su fruto sustenta grandes ecosistemas y sus hojas pueden incluso acidificar el terreno para que no crezca ningún otro vegetal... Las briznas de hierba son pequeñas pero son muchas más, parecen no modificar demasiado el entorno pero... son muchas más. Para ver la fortaleza de cada especie (o dominancia), el proverbio utiliza el recurso del viento, dice que el viento puede sacudir una región y tumbar a todos los árboles de la zona, en cambio nunca habrás visto una brizna de hierba ser arrancada por el viento... a veces el poco tamaño dota de una gran fotaleza.

    Un saludo compatriota!

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  2. Las pequeñas sociedades insectívoras tan selectamente organizadas, son un punto de inflexión para nuestro pensamiento 'humano'.

    Las hormigas son sin duda : una de esas sociedades con minúsculo cerebro pero con un sistema altamente competitivo y adaptativo. Las abejas son otro de esos conjuntos organizados que la eficacia humana ha querido tomar de ejemplo.

    Me gustan tus reflexiones. Yo tengo un puñado de ellas en cajones de sastre que puede que algún día vean la luz.

    ¡Fantástica la entrada Javier!.
    Des demispalabrasylasvuestras.

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  3. Y yo que pensaba que la próxima guerra sería con Irán.

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  4. Me ha parecido muy instructivo

    Por cierto soy Pérfida.
    Un saludo coleguita.

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  5. Vaya con las hormigas! me he quedad pasmada con lo de los túneles subterráneos... una buena entradita en el blog, megusta :)

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  6. Kikopan lo que comentas es muy interesante. En cualquier caso mi reflexión fue sólo sobre animales porque compartimos clasificación en ellos. No había reparado en las plantas; si las metemos en la ecuación daría mucho que pensar.

    Al hablar de "dominio" no lo hacía en términos humanos. La valoración que haces es desde un punto de vista casi filosófico; en biología sí se puede hablar de dominio cuando una especie es influyente en cierto modo en su ecosistema (como las especies clave). Comparé la especie humana con las hormigas porque ambos tenemos sociedad.

    Me gusta la reflexión que haces, espero verte por aquí. ¡Saludos!

    Gracias Laura. Es lo que me llevó a escribir la entrada; la observación de las hormigas invita a replantear el éxito de los seres humanos como especie, teniendo en cuenta por ejemplo lo que ellas consiguen sin agotar recursos ni destruir ecosistemas (a diferencia de nosotros).

    Saludos a todos.

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  7. Ese es el problema... que haya iluminados que creen que pueden, porque no lo hacen, dominar la Tierra.
    Que lean a Lovelock y su hipótesis de Gaia.

    Un abrazo

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  8. Quizás es curioso observar la relación inversa que se da entre la "realización" de la especie y el del individuo...

    Interesante el planteamiento :-D Besitos!!!

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  9. Exacto, de hecho no lo habría definido mejor... Y en todo caso como especie ellas salen ganando, ahora nosotros como individuos... depende del caso xD.

    ¡Besos!

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Háblame.