30.5.11

El cocinero

El cocinero estaba desesperado. Hacía días que no abría su restaurante y una mañana, para sorpresa de todos, apareció llorando desconsoladamente en un banco del parque. Tenía todo el aspecto de haber pasado la noche bebiendo.

Él actuaba siempre del mismo modo. Reunía ingredientes, los mezclaba y los iba cociendo con mucha paciencia. Probaba cada receta y la volvía a preparar, eliminando aquello que creía que sobraba o añadiendo algún matiz hasta conseguir la medida óptima.

Llevaba meses, sin embargo, sin conseguir nada de su agrado. Ni siquiera él disfrutaba con su propia cocina. Siempre tenía demasiada harina, o exceso de albahaca, o sabía mucho a pimienta o no lograba encontrar el punto adecuado de coñac. No terminaba un plato que le convenciese y por supuesto no estaba dispuesto a cobrar a nadie por aquello.

En una ocasión, desesperado por no poder abrir su restaurante, ofreció al público la receta que le resultaba menos mediocre. Lamentablemente, tal y como había temido, dejó a todos indiferentes. Aquellos que antes habían quedado fascinados por la exquisitez de sus guisos se limitaron hoy a dedicar un par de palabras corteses pero impostadas sobre el resultado.

Fue entonces cuando desfalleció y, tras terminar con algunas botellas de su mejor vino, fue sollozando a sentarse en el parque. Hundía la cabeza entre las manos y se preguntaba qué sería de su futuro. Había pasado otras crisis culinarias, pero ninguna de tal calibre y duración. ¿Qué solución podría encontrar? ¿Qué esperanza le quedaba? ¿Qué iba a hacer ahora?

9 comentarios:

  1. Rosa ( Van al aire)

    No rendirse, hay que seguir probando, juntando , mezclando...por si vuelven las musas, que le pillen trabajando.
    Y el vino con moderación!!!
    Saludos desde el aire

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  2. Las recetas no deben forzarse. Debe haber un trabajo continuo, claro, pero hay que esperar a la receta correcta. La gente sabrá esperar.

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  3. Primero dejarse de desesperaciones y luego tomarse un descanso hasta que pudiera retomarlo con ganas, haciendo otras cosas que le gustaran... Y después, a seguir intentándolo, que seguro que después de tomarse un tiempo de relax, le vuelven a salir platos ricos, ricos XD Besos!!!

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  4. Cuando se depende de tantos paladares...

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  5. No podemos esperar nada de los demás.
    Al menos nada bueno.

    Saludos.

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  6. Dile de mi parte al cocinero que no es único. A todos nos pasa, o nos ha pasado en algún momento.

    Cuando te inicicas en una nueva aventura tienes un montón de ideas frescas para sorprender a cualquiera...pero hasta los mejores tienen atascos mentales.

    Si realmente adora la cocina, dile que lo único que necesita es inspiración, algo que le motive a crear nuevos platos. Quizás esté entre ese vino, o puede que su musa este en camino...

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  7. ¿Cuál será la musa culinaria a la que hay que invocar en estos casos?

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  8. Reinventarse porque "camarón que se duerme, la corriente se lo lleva". La improvisación es buena consejera para momentos puntuales y para sacarte de algún apuro, pero te puede dejar tirado si la desgastas día a día.

    Un abrazo

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  9. Levantarse y tratar de recobrarse e intentarlo nuevamente. Así es la vida caer y levantarse y luchar.
    besos

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