18.7.10

Tiempo

Una noche de calor sofocante, la oscuridad y la cama húmeda, empapada, la oscuridad y una voz en las tinieblas. La piel es azul, mi propia piel, mi reflejo en las paredes, los techos y los muebles. La noche es azul como azul es el verano, la luz viva y enorme de la luna.

¿Cuánto durará el amor? Cuánto soportará la planta helada en la plomiza puerta, cuánto aguantará la diminuta flor crecida entre metales, bajo los hielos y abrasada después por el sol. Cuánto resistirá la planta hasta volverse gris y desaparecer. Cuándo la empujará el viento. La empujará.

Solía pensar en las encinas centenarias, en los milenarios olivos.

- Esta aceituna la plantaron los omeyas.

- Su fruto lo recogían manos musulmanas - decía - su cosecha se hacía entre canciones árabes. Y era el mismo sol.

El olivo, eterno. La encina, inmortal. Pero mueren.

- Era el mismo sol y la misma tierra, pero todos los demás olivos, ¿dónde están?

La diminuta planta creció y se convirtió en un gigantesco árbol, y pasó mil inviernos con sus mil heladas y sus nieves, y trescientos mil días de calores sofocantes tostándose y curtiéndose, y centenares de ventiscas y de pulsos de la tierra paciente y palpitante.

Era admirable. Pero murió. Murió y resucitó incontables veces antes de morir, pero murió. Cuando tan lentamente que los tristes ojos mortales no podían verlo se volvió gris, se cuajó su acorazada leña, se pudrieron sus calladas entrañas, se doblaron sus ramas milenarias. Murió, murió, se deshicieron sus raíces ancestrales, se derrumbaron sobre la blanca arena.

Es triste, pero morirá. Se harán los planetas y después explotarán, pasarán los meteoritos como dioses furiosos y destruirán mundos y después ellos tampoco estarán. Mantendrán los hombres la arrogancia de sus casas y toda su belleza, y se enorgullecerán de su construcción y de la herencia del pasado de aquellos que vivieron antes en este sitio. Harán todo lo posible y lo querrán preservar pero también, contra todo su esfuerzo, sus casas se derruirán.

- Este puente lo construyeron los romanos.

- En el principio eran las legiones y los carromatos - decía - y aún soporta el tráfico de motocicletas y camiones.

Pero el puente orgulloso caerá. Tras más de dos mil años no resistirá el abrazo incontenible de las raíces nudosas de los álamos, el beso escurridizo del río sibilante, la sábana invisible de la lluvia y de la niebla. Lo erosionarán los insectos, como lo erosionan desde el principio de la piedra, desde que era roca muda y bruta en las entrañas del mundo y los hombres la arrancaron con sus manos. Lo abrirá la hierba y lo herirán los hielos como llevan haciéndolo por cientos de años. Y al final se quebrará, y se desplomará, y en un segundo toda la losa volverá a ser piedra libre y fiera en el río, en el agua, arrastrada a los mares y a los abismos como si el hombre nunca la hubiera tocado. Caerá.

Y todas las noches de verano cuando la vida parece eterna, una voz caliente en la cama entre las sábanas y el infinito bajo ellas. ¿Cuánto durará? ¿Durará como la tierra? Que permanece inmóvil, callada, y es siempre la misma. Los hombres pasan, unos se extinguen y otros ocupan su sitio hablando nuevos idiomas, creando cosas nuevas, defendiendo diferentes ideas con idéntico sufrimiento. Y la tierra es siempre la misma. Pero también ella desaparecerá, cuando el sol furioso se suicide y engulla con él todo lo que el hombre conoce.

Un dios que está naciendo y es tan grande como el universo mismo, y también morirá como mueren los dioses, porque la gente dejará de creer en él.

- Mi padre cazó en esta tierra, y su padre antes que él.

- Yo creo en los dioses como creyó el padre de mi padre.

¿Pero cuánto durará? ¿Cuánto durará el amor, como la planta un instante en el tiempo y luego morir? ¿Cuánto soportaremos la duda, el preguntarnos por el final de las cosas, por el final de lo nuestro y con ello el abismo que nadie conoce, la puerta invisible entre la luz y ningún lugar?

Quizá como la planta, eterna, en su savia los átomos de todas las hierbas antes que ella, tras su muerte su materia en lo que vendrá a la tierra. Como la planta, y un universo dentro preguntándose por el tiempo que le espera, cavilando si todo esto fue una idea cruel.

11 comentarios:

  1. ¿Cuánto dura el amor? Normalmente dura demasiado tiempo, cuando hubiera sido recomendable que durara poquito o que ni siquiera hubiese existido. Pero me gusta pensar que hay veces que dura sólo un instante, para volver a nacer al instante siguiente y así una vez tras otra... Hasta que esa sucesión de instantes alcanza un año, dos o 20. Y, si acaba antes, sólo queda esperar que el haber dado lo mejor de uno mismo en cada uno de esos instantes haya merecido la pena... XD

    Me ha encantado, en serio... Besos!!

    ResponderEliminar
  2. Bueno, yo creo que si nunca debió haber existido desde luego no es amor.
    Sobre la duración... si nos ponemos técnicos, según los científicos sólo dura dos años como mucho (por las feromonas y eso) xD aunque yo supongo que es un misterio... Aunque más o menos lo que me rayaba es que todo tiene un fin. Da igual cómo de bien construyeran las pirámides, no durarán eternamente... todo eso. No sé, es una historia.

    ¡Me alegro que te gustara! ¡bssss!

    ResponderEliminar
  3. Javier querido, me gustó mucho este texto, como ya te lo había adelantado.

    Me parece que en el fondo está la idea de la permanencia o fugacidad, de lo relativa que puede ser la duración de algo entérminos de tiempo cronológico, el que pasa. Por otra parte está el tiempo kairológico (de Kairos) que es el momento eterno, que se queda y se disfruta eternamente. Sin embargo, el tiempo cronológico es el racional, el que impera y nos consume, el que usamos cotidianamente.

    Sobre lo que comentabas abtes, te diré que si el amor dura dos años puede ser mucho, o poco, según lo perciban los amantes. Tengo entendido que esa duración es en realidad el enamoramiento, que en "El arte de amar" Erich Fromm diferencia claramente del amor.

    En fin, me parece un texto bellísimo que merece ser leído y comentado más, así que con tu permiso, retuiteado será.

    Un beso, Cariño

    ResponderEliminar
  4. ¡Hola Tani! No tenía ni idea de estos conceptos que mencionas, me parece muy interesante, leeré sobre el tema.

    Me llamaba la atención esa diferencia entre lo que se percibe como eterno y lo que es en realidad. A menudo pienso en la gente que vive eternamente, como los hombres ilustres porque son recordados. Sin embargo, sólo viven eternamente para las sucesivas generaciones de hombres, ellos como personas físicas murieron, y no son conscientes de su propia eternidad. Me pareció un desfase entre los dos conceptos bastante tristes, después de todo una cosa es la humanidad y la historia y otra los hombres que son mortales, por mucho que logren en vida.

    Claro, este asunto del enamoramiento, es lo que los científicos identifican con la reproducción, que es temporal. Lo que pueda haber a partir de ahí es cultural, puramente humano, ahora, si es real o es una ilusión es lo que va en el pensamiento de cada uno.

    ¡besazos guapa!

    ResponderEliminar
  5. Por cierto, muchas gracias por retuitear :) me gusta que mis escritos lleguen al mayor número de gente posible.

    ¡bsts!

    ResponderEliminar
  6. ...Y soy más que gris
    O solo negro, es rojo el
    color del silencio, ya sin sonidos,
    No los tengo.(...)
    Y sí, autora de mi mismo
    Diario, busco el temor y
    El amor en un solo pergamino
    y construyendo cada sentido
    Basta una voz para que el paisaje
    me sople.


    SaludoS.! por cierto buuenas letras.

    ResponderEliminar
  7. Javier aquí puedes leer online casi completo un muy bue libro sobre el tiempo cronológico y kairológico es "Entre Cronos y Kairós". Lo leí en el posgrado y es bastante sociológico y de lectura fluida, te puede gustar.

    Del enamoramiento, no se si es ilusión, o realidad, pero mientras se sienta auténtico...

    Un beso, hermoso!

    ResponderEliminar
  8. ¡Muchas gracias Tani! Lo iré leyendo tranquilamente, ¡qué pasada esto de los libros online!

    ¡besos!

    ResponderEliminar
  9. Me gustan los versos, Gabriela, especialmente los dos últimos. ¿Son tuyos?

    ResponderEliminar

Háblame.