20.3.11

Aviones

El niño llamó a su madre como cada noche y ella, alumbrándose con una vela, llegó hasta su cuarto y se acucilló en la cabecera de su cama. Le tomaba las manos y él decía:

- No puedo dormir, tengo miedo.

Ella no sabía cómo calmarle, así que sólo sonreía y le rascaba con los dedos la cabeza. En ese momento se escuchaban fuera diez mil silbidos y aún más estelas como de cometas surcaban el cielo y se repartían. En la lejanía se veía un artificio de inconcebible belleza.

Después de que el muchacho insistiera varias veces en su miedo con ojos preocupados, ella respondía de nuevo con su mejor sonrisa. No sabía qué hacer. Sin apartar la mano de su cabeza le decía al pequeño:

- Sólo tienes que cerrar los ojos, ciérralos muy fuerte y piensa en el Señor. Si tienes fe, si confías en Él, Dios nos protegerá y los aviones no nos tocarán...

9 comentarios:

  1. No puedes calmar a un niño si te ve el miedo en los ojos. Y eso es lo que tenía esa madre, miedo.

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  2. Es bastante probable... aunque sonreía.

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  3. Confía en los dioses, sí... seguro que cuando una de las bombas derribe la casa, los dioses estarán ahí para protegerles...

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  4. Eso de que sonriera da un poco de miedo y mucho que pensar, maestro del suspense.

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  5. A algo hay que aferrarse, F..

    ¿No podría darse la situación, hombre de Alabama?

    Muchas gracias I e s u. ¿No sería por tranquilizarle?

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  6. Javi, aferrarse a algo no lo convierte en real... mejor buscar alternativas que sí puedan salvarte la vida.

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  7. La verdad, ¿qué pensaríamos en esa situación? Seguramente muchos creerían en lo que hiciera falta.

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  8. Bufff... Sin palabras... Besitos!

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Háblame.