10.10.10

La vida que pudo ser

Hace poco no sé en qué andaba yo pensando, cuando empezó a tomar forma una de mis absurdas reflexiones. Y llegó a mi cabeza una conclusión terrible que se ha definido estos días. En realidad, todos tenemos dos vidas, o quizá incluso tres.

Digo tres porque por un lado está la vida que vivimos, que dura un instante (el instante que estamos viviendo) y por el otro la vida que recordamos, que normalmente no se parece en nada a lo que realmente ocurrió ya que lo mezclamos, lo corrompemos y lo deformamos en nuestra memoria. Otro tema interesante del que alguna vez hablaremos.

Pero cuando digo que tenemos varias vidas estoy pensando especialmente en otro tipo, que es el de la vida que deseamos.
Nuestra vida real la van haciendo nuestras decisiones, sobre todo, los errores que cometemos. Cada error es una puerta que se cierra para siempre y nunca más podremos abrirla. Y una elección insignificante que en su día puede parecer una tontería, en el futuro determinará nuestra existencia.

Con el paso del tiempo, todos nosotros empezamos, ya en frío, a revivir aquellas decisiones, a darnos cuenta, cuando pensamos: "¿por qué es así esto...?". Retrocedemos, atamos cabos, hasta comprender en qué punto exacto metimos la pata o elegimos el carril equivocado.
Acto seguido, nuestra poderosa imaginación de seres humanos hace el resto. Como si guardásemos una estúpida esperanza de arreglar el estropicio nos decimos: "¿y si hubiera hecho...? ¿Y si no hubiera hecho...?". Ese "y si" maldito que no sirve para nada.

A partir de ahí generamos una vida paralela, una auténtica película, imaginando cómo hubiera sido todo si se hubiese consumado ese "y si". ¿Qué hubiera pasado si hubiese aceptado aquel trabajo? ¿Si no me hubiese ido de esa ciudad que me encantaba? ¿Si no hubiese tenido hijos? ¿Si los hubiese tenido? ¿Si esa noche no hubiera ido a esa fiesta, y no hubiese conocido a esa persona? ¿Si no me hubiese cambiado de asignatura, y no hubiese conocido a mis amigos? ¿Si no hubiese contado ese secreto que me costó tan caro? ¿Si estuviese con esa persona a la que dije que no? Y un larguísimo etcétera que abarca tanto como hay seres humanos, cada uno con sus ilimitadas posibilidades, lo que lo hace infinito.

Pero al final, como decía Nietzsche, el "y si" es pura ficción, no existe. Al final sólo hay un camino - la vida no es una telaraña, es lineal -. No existen bifurcaciones de nuestro destino, salvo en nuestra cabeza. Pero es ahí donde las hacemos reales, y muchas veces vivimos más en ellas que en el mundo real. Soñando como unos idiotas lo que pudo ser y no fue, o cómo hubiera sido todo si hubiese salido bien.

Esa vida paralela y secreta que todos guardan en su mente y que ninguno, nunca, comparte con los demás, es una de las grandes cosas que nos hace infelices. Desde el principio de los tiempos. "¿Y si no hubiese nacido esclavo?", debían pensar en la Antigua Roma. Y hoy: "¿y si no hubiese firmado la hipoteca?". Siempre cavilando lo que pudo ser, dolorosamente.

Creo - no estoy seguro - que también era Nietzsche el que valoró una pintoresca teoría. La de que, tras la muerte, volvemos a vivir nuestra misma vida, pero con conocimiento para cambiar los errores, y así en un bucle inacabable hasta lograr su punto álgido. Ojalá fuera así.

Con la distancia lo ves todo más claro, maduras, sabes las consecuencias que tuvo aquella elección. Y piensas: "si tuviera una máquina del tiempo volvería atrás y haría tal cosa" o: "me gustaría conocerme a mí mismo hace diez años y decirme que no es una buena idea...".

Por desgracia todo eso forma parte de la ciencia-ficción. Al final nos toca una vida para malvivirla, unos recuerdos para enloquecernos y una existencia imaginaria para torturarnos, pensando lo maravilloso que pudo ser y no fue.

6 comentarios:

  1. Carámbanos. Es que estoy empezando a creer en conexiones cósmicas jejeje. Es como si hubieras leído mi mente. Justo lo que escribes es lo que pienso ahora y he estado reflexionando las últimas semanas. Tienes razón, esa vida paralela que existe sólo en nuestras cabezas y que nunca aceptaremos es tortuosa. No soy infeliz, pero hace poco tuve que tomar una fuerte decisión sobre mi vida, tuve que decidir entre dos personas y al final por más que trato de no pensar en la persona a la que le dije “siempre no” parece que vive en mi cabeza y ese hubiera es tortuoso y me tiene harta.
    Me encanto este post, y para serte sincera ando escribiendo sobre el mismo tema.
    Un abrazo.

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  2. Hola Sofía. Sí es casualidad :) aunque pienso que esto no lo creo yo sólo, mucha gente se lo habrá planteado. Y desde luego todo el mundo tiene su vida imaginada en la cabeza siempre rondando...
    Un caso como el que comentas creo que lo hemos vivido todos, y no sólo en esos aspectos, sino en cualquier otro. A mí me suelen dar vueltas por las cabezas las malas decisiones con los estudios, por ejemplo... pero puede ser cualquier cosa.

    En definitiva es esa incapacidad para estar nunca satisfechos, y sobre todo la rabia de darte cuenta de cuál era la decisión correcta, por desgracia, varios años después de que ya no importe.

    Me alegro que te guste, :) leeré tu entrada.

    Un abrazo.

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  3. El tiempo nos engaña y mirar hacia el pasado puede ser de utilidad y una carga a su vez... Es un arma de doble filo.

    por otro lado preguntarse "y si" continuamente es un error que se repite una y otra vez automáticamente. "y si" "qué diran"... la duda, el miedo, nos hace marearnos en una ficticia red de posibilidades que tejemos por simple miedo.

    Un saludo!!

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  4. Tienes razón sobre todo en que es una carga... Así lo veo yo, una carga que hace más difícil la vida. Porque útil... sí a veces para no meter la pata en lo mismo, pero normalmente, los errores que han determinado nuestra vida no tienen solución, ya no lo podemos arreglar.

    Lo de "qué dirán" muchas veces lleva al "y si"... muchas cosas que la gente no hace por lo que vayan a decir los demás y luego, al final, viene el arrepentimiento, pero ya es tarde.

    ¡Saludos!

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  5. La vida, laberinto de puertas que tenemos que ir eligiendo a medida de que avanzamos, una se abre, otra se cierra, pero fuimos nosotros quienes elegimos entre tantas abrir aquella, y luego nuestro otro yo piensa en lo que hubiera pasado si hubiésemos elegido de otra manera, por ello se crea ese otro mundo, de las indecisiones, y nos acompaña en todo este tortuoso camino nuestro mundo particular, el que creamos en nuestros sueños, ese en el que podemos volar sin necesidad de mirar atrás.
    Un placer pasar por aquí.
    Un beso

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  6. Has captado exactamente lo que quería expresar en mi entrada. Volar a ese mundo para poco a poco, ir perdiendo la esperanza en éste.

    Un placer tu visita :)

    bss

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Háblame.