18.11.10

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El cielo está lleno de buitres. Son decenas, cientos. Enormes, leonados, las alas negras. Graznan y van volando en círculos, primero muy grandes, cada vez más pequeños, se van uniendo nuevos.

Buitres... ¡os detesto! No hay animal más bajo en la Naturaleza. Ahí va el jabalí, herido, enfermo de la vida. Intenta huír, sabe lo que se le viene encima, aunque nunca atacáis... nunca, sólo esperáis.

Esperan, pacientes, los buitres. El jabalí intenta esconderse entre los matorrales, bajo las encinas, se engaña a sí mismo. Por fin cae al suelo, y empieza la carnicería. Allí llegáis los buitres, ¡os maldigo! Trapaceros, perversos. No cazan nunca presas vivas.

Buitres... buitres de alas negras. Siempre escondidos en las montañas, sobre los peñascos. Siempre en algún acantilado hasta que huelen la muerte. Sienten la herida. Cómo desean la cicatriz abierta. ¡Os desprecio!

Os maldigo, os repudio... quisiera echaros del seno de la madre Naturaleza, ¡buitres!

4 comentarios:

  1. Me gusta...¿Sabes por que? Por que en la vida de hoy en dia...ese relato tiene una cierta comparación, del la cual no me quiero dar cuenta, pero en realidad y por desgracia es asi.
    Para mi es muy buena metafora. :D

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  2. Me alegro de que captes la metáfora :) por desgracia creo que es así.

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  3. Lo peor es cuando un buitre emparenta con una zorra...

    Pero lo que es aún peor es que tanto unos como otras abundan demasiado... Besos!!!

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  4. Por alguna razón, buitres y zorras suelen sentir una atracción mutua... jejeje

    Besotes.

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