Por fin, después de muchos años, terminó con sus problemas. Lo primero fue poner fin a sus dos adicciones. A partir de ahí, consiguió un buen trabajo. Empezó una agradable relación. Incluso comenzó a hacer deporte. A comer bien, dar largos paseos... En sus ratos libres tocaba la guitarra, pintaba. Hacía planes. Grandes proyectos. Todo será distinto ahora.
Pero un día, de repente, vino la enfermedad. La odiosa, incomprensible y terrible enfermedad. Durante un tiempo trató de seguir con sus planes, con su futuro. Quiso hacer vida normal, pobre idiota. Pero era imposible.
La enfermedad lo empañó todo.
Una noche, al poco de recibir el diagnóstico, escuchó una voz en la oscuridad. Estaba seguro de que Dios le había hablado. Hacía mucho calor y lo recordaba como un sueño, y no sabía si era vigilia o pesadilla pero sabía que Dios le había hablado, y sus palabras fueron:
- No me da la gana.
Él permaneció largo rato callado, intentando encontrar algo bueno para responder. Finalmente dijo al aire:
- ¿De qué?
- De que lo consigas - respondió la voz desde lo alto - No me da la gana, así que no insistas.
Cerró los ojos y aguantó una lágrima. Se dio la vuelta en la cama y abrazó la almohada, pero no volvió a dormirse.
- No lo conseguirás - insistió la voz - no insistas.
Pero un día, de repente, vino la enfermedad. La odiosa, incomprensible y terrible enfermedad. Durante un tiempo trató de seguir con sus planes, con su futuro. Quiso hacer vida normal, pobre idiota. Pero era imposible.
La enfermedad lo empañó todo.
Una noche, al poco de recibir el diagnóstico, escuchó una voz en la oscuridad. Estaba seguro de que Dios le había hablado. Hacía mucho calor y lo recordaba como un sueño, y no sabía si era vigilia o pesadilla pero sabía que Dios le había hablado, y sus palabras fueron:
- No me da la gana.
Él permaneció largo rato callado, intentando encontrar algo bueno para responder. Finalmente dijo al aire:
- ¿De qué?
- De que lo consigas - respondió la voz desde lo alto - No me da la gana, así que no insistas.
Cerró los ojos y aguantó una lágrima. Se dio la vuelta en la cama y abrazó la almohada, pero no volvió a dormirse.
- No lo conseguirás - insistió la voz - no insistas.
Quizás no lo consiga, pero... ¿Se va a dar por vencido y a quedarse con la intriga?
ResponderEliminarConozco un caso muy cercano en el que los médicos no daban ni dos duros por una persona, sin embargo esa persona se recuperó y cada día está mejor... Alguna dolencia le queda, claro, pero ni está bajo tierra ni está en una silla de ruedas, como algunos auguraban.
Supongo que es cuestión de no dejarse... Besos!!
Pero eso no depende de nosotros... si la enfermedad te va a matar, te pongas como te pongas, vas a morir... y no hay más solución...
ResponderEliminarY menos si el Poderoso ya lo ha decidido, como decía el irlandés de Braveheart... xD
bsts!